domingo, 9 de septiembre de 2012

Con los dientes largos

Este fin de semana ha tenido lugar la tercera edición del Triatlón de Valencia.  Después de muchos años practicando triatlón, es la primera vez que me encuentro detrás de la barrera como un espectador más.  Pensaba que iba a disfrutar sin más viendo debutar a varios compañeros, pero el gusanillo de la competición se despertó en mi interior, y me dieron ganas de volver a federarme y realizar algún triatlón como en años pasados. Me vinieron a la cabeza momentos vividos en tantos triatlones, desde la mala experiencia en el agua en Betera o en Burriana, a las sensaciones en bici en el triatlón de oliva con mi avión.

Después de muchos años por fín pude subir a lo más alto del podium, quien lo iba a pensar que me encontraría en dicha privilegiada situación.


Ahora fuera de coñas, el vivir el triatlón desde fuera me encanto, sobretodo las pruebas dedicadas a iniciar a los atletas en el triatlón: "Super Sprint" y "triatlon de la mujer".  Ver a los pobrecitos despistados y asistiendo a la sesión de breafing para aclarar las dudas, los what's ups de amigos preguntando que ropa llevan, que si las mallas van con calzoncillos o sin calzoncillos, las pegatinas del casco van delante o detrás. Pero lo que más me impresiono fue ver las sensaciones intensas que estos valientes vivían por primera vez, estas que pasan fugaces que ya no volverán a vivir y que se les nota en sus caritas.



No pensaba que el tema de las transiciones fuera tan complicado para los principiantes, la gente se lo tomaba por calma, algunos se dejaron el dorsal, olvidaban el casto o subían a la bici antes de hora. Quan complicado es bajarse de la bici sin haberlo entrenado, vi varios accidentes en la segunda transición, pero estos valientes no perdieron en ningún momento la sonrisa.  

Seguro que la gran mayoría repite en futuras ediciones y puede que se atrevan con distancias más largas.







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